viernes, 11 de agosto de 2023

El pequeño héroe

Querida familia:

    Hoy, mi hermana Virginia nos cuenta un hecho notable de la infancia de mis hermanos Quique y Julio.

Querido Ariel:

    Cuando mi hermano Quique tenía tu edad, mi familia vivía en Vilabertrán (Gerona) [1], en una casa que tenía una alberca.

Monasterio de Santa María de Vilabertrán. Foto: Josep Renalias Lohen11 - Trabajo propio, CC BY 3.0 (Wikipedia).

    A él le gustaba ir a bañarse, pero le seguía Julio, su hermano más pequeño [2]. La alberca estaba llena de patos y a Julio le encantaba cogerlos y jugar con ellos.

    Pero un día, mientras que Quique se bañaba, vio que un pato estaba muy lejos y Julio quería cogerlo y al intentarlo se cayó al agua. Quique salió nadando todo lo que pudo para sacarlo por los pelos y lo puso al sol para que se secara, pues tenía la ropa puesta, para que mamá no se enfadara al verlo mojado.

Mi madre y los 4 hermanos mayores recién llegados a Granada. Foto coloreada de forma artificial. Los más pequeños, Julio y Quique son los protagonistas de esta historia.

    Pero mamá, que estaba pendiente en el balcón, bajó rápida, le puso a Julio ropa seca y a Quique le dio un abrazo por haber salvado a su hermano. Después, entre todos, le dieron un homenaje y le colgaron una medalla [3].

    Quique se puso muy contento porque era un héroe.

Enlace al audio original. El ruido de fondo es una fritura de churros que Virginia suele preparar a Manolo en sus frecuentes visitas. 

Honoris causa

Notas: 

[1] Terminada la Guerra Civil, algunos edificios de Cataluña se convirtieron en cuarteles, pues el régimen de Franco basó la defensa del territorio en situar cuarteles dentro o en las afueras de todas las ciudades de cierta importancia o situadas estratégicamente. En Vilabertrán fue el conjunto monástico de Santa María de Vilabertrán el destinado a tal fin, y allí fueron destacados los efectivos militares encargados de custodiar la cercana frontera de Francia, para evitar el tránsito de partisanos republicanos (maquis) que en los años 40 abundaban por allí.

[2] Julio nació en Cádiz en septiembre de 1943 y el siguiente hermano, Pedro, nació en Granada en diciembre de 1945. Por tanto, la estancia en Vilabertrán debe estar comprendida entre esas dos fechas. Julio tendría cerca de 2 añitos y Quique alrededor de 4.

[3] A mí me contaron que mi padre formó a los soldados en el patio del cuartel y le rindieron honores a Quique, desfilando por delante tras colgarle la medalla. No se sabe si era una chapa metálica, de esas que llevaban los chorizos o si era una medalla de verdad.

1 comentario:

Tío Carlos dijo...

En relación con la nota nº 2, sobre la fecha de esta historia, debo aclarar que la horquilla que indico (1943-1945) no es correcta.
He recuperado una conversación del chat de Facebook de 2017, mantenida con varios hermanos, entre ellos Julio, Quique y Pepe, que arrojan luz sobre el asunto.
En primer lugar, nos aclara Pepe (con buena memoria), que nuestro padre formaba parte de una compañía de la 23 División de guarnición en Granada cuando ésta fue destinada a Cataluña para la lucha contra el maquis. Él fue primero con su compañía y mi madre con 5 hijos 15 días después (Pedro tenía 7 meses) salió en tren en julio de 1946 de Granada a Barcelona, con transbordos y luego, con papá en tren hasta Perelada y de allí en tartana hasta Vilabertrán. Estuvieron en Vilabertrán hasta el 18 de agosto de 1947 (poco más de un año), fecha en la que partieron todos con destino a Sevilla. Dice Pepe que en Granada estuvieron en total 2 años y 2 meses.
Por su parte, Quique y Julio nos cuentan que el motivo del chapuzón de Julio no fue ningún pato, sino una canoa de juguete, movida a cuerda, que le habían regalado por su cumpleaños, y que se quedó sin cuerda cerca del borde de la alberca. Quique nos dijo que sería en septiembre de 1947; pero, de acuerdo con lo que recuerda Pepe, debió ser en septiembre de 1946 [Julio acababa de cumplir 3 años y Quique tendría 5]. Había una noria tirada por un burro que vertía agua a la alberca y él, lo primero que hizo fue meter un palo en el mecanismo para parar al burro y que no siguiera aumentando el nivel de la alberca; luego se acercó a donde estaba Julio y lo sacó tirándole del pelo.
Julio afirma que no recuerda haber tragado tanta agua en su vida. Al ordenanza que debía vigilarlos, que se estaba "entreteniendo" con la criada, le cortaron el pelo al cero como castigo.
Al parecer, el homenaje a Quique se lo hicieron ya en Sevilla, en el patio del antiguo cuartel de Intendencia (hoy patio de la Diputación con su cine de verano) y le dieron un diploma (nada de "medalla" de chorizo).
Lo de Julio con los patitos es otra historia...
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