sábado, 5 de agosto de 2023

Pedro en el cole

Querida familia:

Hoy os traigo un primer relato sobre la infancia de mi hermano Pedro. No hay audio, solo texto compartido por wasap.

Mis primeros estudios:


    A modo de preámbulo, os contaré  mi primeras experiencias escolares. 


    Se remontan creo que a Pineda [1], que por cierto me duraron muy poco. Yo calculo menos de un mes. Era el curso 1952/53, con lo cual tendría 7 años. 


    De ahí conservo esta foto:



    La efímera estancia, hizo que no me enterara de nada de lo que explicaba el profesor, con lo cual me distraía con cualquier cosa. 


    Mi compañero Elías, me parecía encantador, y un día le di un beso en la mejilla. El profe, me hizo subirme en la mesa para dar un discurso sobre el tema en cuestión. 


    Para colmo de su desesperación, usaba un lápiz para darle mayor énfasis a sus palabras, con lo cual yo lo imitaba con el dedo.... para qué seguir...


    Días después, según recuerdo, un profesor le dio un cachete a uno de mis hermanos. Me contaron en casa que papá fue al colegio, le pegó un guantazo al maestro y nos quitó a todos del cole [2].


    Pasando a Valencina, un día estaba jugando en la plaza, cerca de la farmacia y se  acercó un señor bien vestido (que por cierto era farmacéutico y maestro a la vez) y me dijo:


—Niño, ¿que haces que no vas a la escuela? 


    Y le conté que prácticamente nunca había ido. Me dijo que fuera el día siguiente y si hacía falta hablaría con mis padres. 


    Así lo hice, pero no me enteraba de nada. Los niños estudiaban en el libro Álvarez [3]. Tuvo la paciencia, este señor, llamado D. Francisco, de comenzar con las vocales y demás letras en una cartilla de primaria, y me enseñaba durante el recreo. 


    Creo que allí se acabó mi pequeña historia escolar, pues el curso estaba próximo a terminar. Por ello supongo que sería nuestro segundo año allí. 


    Me gustaría agradecer a los descendientes de D. Francisco esta labor. 


    Próximo capítulo: Aventuras de caza con mi hermano Pepe y las salidas al campo con los mellis y el tío Juan.


Litterarum radices amaras, fructus dulces


Notas.-


[1] Barriada de viviendas militares situadas en el Distrito Sur, al este de la Avenida de Jerez. Aún existente, pero algo abandonada por el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Sevilla.


[2] Esta actitud —que hoy día estaría tipificada como delito—requiere la explicación de un importante atenuante. Mi padre fue nombrado maestro nacional por el gobierno de la Segunda República y, por educación y por estricta normativa, les estaba absolutamente prohibido a los maestros que maltrataran a sus alumnos. Tras la Guerra Civil, mi padre no consiguió que lo restituyeran en su puesto de maestro, a pesar de solicitarlo en varias ocasiones, incluso alegando haber luchado y haber recibido dos heridas de guerra en el bando de Franco (los autodenominados "nacionales"). Pero los ministros de Franco abominaban de los nombramientos realizados por la República. Es comprensible que mi padre, por aquel entonces militar profesional, no tuviera ninguna simpatía por los maestros franquistas, y menos iba a tolerar que abofetearan a sus hijos. Ese es uno de los motivos del retraso que hemos sufrido todos a la hora de ser escolarizados. El otro motivo era la falta de colegios públicos y el tercero la desconfianza que tenía mi padre en los curas y las monjas.


[3] Enciclopedia Álvarez. Seguramente sería el volumen llamado "Segundo Grado", destinado a niños entre 7 y 12 años. Estuvo en vigor entre 1954 y 1966.

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